Dağda

¡Hola, Pepe! No he podido venir con vosotros a los Picos de Europa. Sé que me habría divertido mucho y habría olvidado olvidado los exámenes y todas las demás preocupaciones.
La verdad que me gustaría ir, pero no he podido ser. Si no hubiera tenido la gripe, seguramente habría ido. En fin, ¡mala suerte! Espero que lo hayáis pasado estupendamente.

Pepe: sí, pudimos dar un paseo por los alrededores. Si no hubiera habido tanta nieve, habríamos subido a la cima de la montaña. Pero no nos atrevimos a alejarnos mucho porque algunos montañeros que conocían bien el lugar nos aconsejaron que nos quedáramos cerca del refugio, pues el tiempo en la montaña cambia muy rápidamente y nos podríamos encontrar, cuando menos lo pensáramos, con alguna sorpresa desagradable. 

¿Sabes una cosa? ¡Me alegro mucho no haber ido! Esas emociones son muy fuertes para mí.